Para no perder algunos de los mitos de campamentos, no podía faltar el concurso de flanes voladores. Tanto niños como monitores se han implicado en este “tradicional evento”. Y como dice el refrán: “Una imagen vale más que mil palabras”.
Para quitarnos el gusanito de la decepción de las pozas de ayer, hoy hemos ido a otras que no estaban afectadas por el corte de suministro por la central. Así que entre chapuzones, taller de pulseras, juegos deportivos y alguno de mesa, se nos ha pasado la mañana volando. Deciros que pensamos que vuestros hijos tienen el “termostato” averiado. A pesar de lo fresquita que bajaba, estaban como peces en el agua. Nos ha costado sacarlos para llegar a punto, pero el hambre jugaba a nuestro favor y la ensalada de pasta y el lomo con patatas… ”Son palabras mayores”.
La tarde amenazaba con tormentas que finalmente no han descargado. No obstante ha sido una tarde en la que no hemos tenido tiempo de aburrirnos ni un solo instante. Camisetas personalizadas, cup cakes, diseño de figuras de pyssla han sido las herramientas para combatir las “supuestas tormentas”.
Una ducha relajante, un buen plato de menestra y panini, han
acabado con el cansancio de todos y los a apuesto a punto para la gran velada
de la noche. Pruebas de lo más graciosas donde los pequeños aventureros han
mostrado lo mejor de sí mismos dejando la vergüenza a un lado. El sentimiento
de equipo ha aflorado en una lucha muy competitiva donde, finalmente, y muy
igualados el equipo de “Los barbudos” se ha hecho con el poder.
Los ojos cansados, el alma dormida y el querer y no poder
aguantar despiertos son la radiografía común de muchos de ellos.
Hasta aquí, el día de hoy. Esperamos que mañana nos respete
el tiempo aunque tenemos previsto plan A de exterior y plan B de interior… “por si las moscas”.
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